Jacomine

Alquimista Invitada

ELS: Cuéntanos cómo empezaste en el mundo de la coctelería.
J: Empecé como garrotera en una cafetería hace como 17 años. Luego me tomaron en la mezcalería Oh Mayaguel y estuve ahí 5 años. Me encantó la experiencia de vender mezcal, ir a capacitaciones, investigar ese mundo, estudiar sobre el mezcal… Uff, ¡amo México! Luego fui gerente de La Celestina y subgerente en El Séptimo. Pero en realidad la gerencia era un trabajo muy alejado de lo que yo quería.
ELS: ¿Y qué era lo que querías?
J: ¡Hablar, moverme, aprender cada vez más! Por eso después acepté el trabajo en la barra de un amigo y más tarde, cuando apareció Claudia, todo cambió.
ELS: ¿Claudia ya era reconocida?
J: ¡Sí! Aunque yo no sabía que estaba tan posicionada.
ELS: ¿Por qué te invitó?
J: Le gustaba mi empatía y mi forma de tratar al cliente. Me dijo: “el conocimiento se aprende, pero la empatía se trae. Con tu empatía y lo que yo sé, podemos hacer algo muy fuerte”. La verdad que al principio me costó aprender las recetas de la coctelería del bar, las subrecetas de los jarabes y mermeladas, la coctelera clásica (porque yo no sabía nada)... Me sentí abrumada y no sabía si continuar, pero Claudia me dijo: “yo esperaba más de ti”. ¡Y funcionó, me tocó el orgullo! Y terminé echándole más ganas. También me metió a TODOS los concursos que existían. “Necesito que crezcas de una forma que llene tu ser. ¡Te veo gigante, necesito que crezcas gigante!”. La verdad, me dio miedo, pero fue una buena idea.

Al meterme en todos los concursos hubo más probabilidad de quedar en finales. Mientras más concursaba, más probabilidades tenía. Y empecé a quedar en las finales.

Mi primer concurso fue el amateur de Flor de Caña y fui la única que no pasó a la siguiente ronda de todo el equipo de Claudia. Me sentí mal, pero me esforcé mucho más después de esa pequeña derrota. Ya con el tiempo, me ha tocado estar en finales con gente increíble y súper pesada de la industria, como Ramón Tobar, que ahora es un gran amigo. Cuando me vi en una final con alguien de ese tamaño, no lo podía creer. ¡Con los más pesados de los pesados! Al día de hoy ya he ganado dos concursos (The Botanist 2019, “Desde el origen", con un viaje a Escocia por el primer puesto, y el segundo lugar en el Flamingo 2019.
  ELS: Platícanos de los concursos.
J: Primero dan una master class sobre la marca, las notas del destilado o el licor, y te cuentan acerca del premio, que generalmente es viajar al lugar de origen del licor o destilado. Si es ginebra vas a Londres, si es whisky vas a Escocia, si es ron te vas a Cuba. Cuando abre la convocatoria, tienes que enviar una receta con tu inspiración por correo. Ahí deciden quién pasa a la otra ronda, que es la final de tu ciudad, y de ahí queda seleccionada una persona que luego viaja a la final internacional. Según la marca, pueden presentarse hasta 500 personas con sus recetas, y escogen a 10 personas como máximo. Así que sí, es súper especial. Como soy muy habladora, suelo hacerme amiga de mucha gente y no es raro que el ganador sea algún amigo. ¡Se me mezcla la alegría por mi amigo con la tristeza por no ganar! Pero aprender a perder es parte del juego. Hace que todo sea más sano, más rico, más disfrutable. Me divierto mucho, conozco gente increíble y veo a amigos que no suelo ver por nuestros horarios de trabajo.
ELS: ¿Como ves la coctelería en MX o MX en el mundo?
J: México está creciendo mucho en la coctelería. Antes mucha gente prefería tomar una cuba antes que un coctel, ahora es muy distinto. Y en el exterior, simplemente mencionando a Ana Herrera, que estuvo entre los finalistas de Bacardi Legacy, te das cuenta que los mexicanos se están volviendo más sólidos en los concursos aquí y en otros países. También muchos se van a trabajar a bares en el extranjero y se llevan su concepto, su lengua, su piel, sus rasgos, su expresión. Por ejemplo, Chucho Cabrero: él hace tragos con puros detalles mexicanos como chocolate oaxaqueño, mole, chapulines, y que lleve ese concepto por el mundo está buenísimo.

México es súper bello como país, con sus flores, frutas, animales y belleza. Si a eso le sumamos el saber de la historia de los ingredientes, del pasado y la cultura mexicana, y de la mixología… ¡Nos da un tremendo poder y potencial!

ELS: ¿Qué es lo que más te gusta de la cultura de la mixología?
J: Siempre pensé que detrás de cada cosa hay una historia, ya sea una persona, un destilado, una prenda o un objeto. Y detrás de toda historia hay mucho trabajo. Eso me da mucha curiosidad.

Soy más de aprender platicando con la gente o viajando, más que con libros. Soy más experimental. Soy una persona que sigue mucho su esencia: no voy en contra mío, me trato de ayudar, trato de creer mucho en mi instinto, intuición y necesidades. Me escucho.

Nunca fui mucho de leer, pero siempre fui de saber. Nunca vi la tele. Prefería aprender hablando con las personas, y en la mixología, siempre prefiero ir a una Master Class o a las capacitaciones. Mirar, estar, hacer preguntas: ésa es mi forma de aprender.
ELS: ¿Cómo te mantienes en contacto contigo misma y tu esencia?
J: Es algo que sigo desde chica. Somos puras mujeres y mi mamá siempre nos dio mucha confianza. Un ejemplo: a mí de chica me gustaba estar pelona y obviamente me hacían bulling. Y mi madre decía: “eres tan hermosa que todo lo que hagas se te ve bien.” Nos dio mucha confianza en nuestra individualidad. No sé cuándo empecé a escucharme, pero nunca me he detenido. Creo que eso que para los animales es el instinto, para nosotros es la intuición. Al escucharme, empecé a notar que mi intuición acertaba casi siempre. Percibo todo: malas vibras, envidias… y me mantengo a salvo. A veces no sé por qué siento lo que siento, pero me escucho y siempre voy a favor de mí.
ELS: Háblanos del lugar de las mujeres en esta industria.
J: El gremio es difícil. Me ha tocado ver como excluyen a otras personas. Pero no tienes que ser hombre o mujer para ocupar tu lugar.

No es un asunto de machos: es un asunto de egos. Te puedes encontrar tanto un güey como una morra poniéndote el pie. Este asunto es colectivo.

Creo que el ser humano es egoísta por naturaleza, es inevitable. Yo siempre he hablado de los celos: son tan humanos que todos lo sentimos alguna vez. La diferencia es qué haces con ellos… Yo siempre trato de que las personas se sientan cómodas. Trato bien a todos y soy siempre la misma. La primera vez la gente no sabe qué pedo, la segunda vez ya me dan un abrazo y así, zas, cambia toda la dinámica.
ELS: ¿Qué es lo que menos te gusta?
J: ¡Que parece que siempre tengo sueño! Pero es que vienes a trabajar a las 4pm y sales 4am. Si quieres convivir con amigos de la industria tiene que ser en la madrugada, así que vas por una chela, te acuestas a las 6, duermes y regresas a trabajar. Y si hay masterclass, convivencia de la marca, una final de concurso o una posada, procuro ir a todo. Eso lo aprendí de Klaw: convivir, practicar la empatía, conocer a los demás, su trabajo, qué hacen, y estar donde tienes que estar. Aunque sean las 10 de la mañana, ni modo.
ELS: ¿Tus cocteles preferidos?
J: Me gustan mucho los clásicos, soy más bien purista. Me gusta percibir los sabores y el alcohol. El trago que más me gusta servir es el old fashion porque lleva un proceso: el cubito de azúcar, el agua mineral, la angostura… y aunque sea una receta, cada quien le pone su mano, su energía. Creo que los clásicos son lo mío. Procuro que todo sea orgánico, me gusta la sustentabilidad… Si uso un mango para hacer un jarabe, uso la cáscara para una garnitura o para deshidratar o hacer una sal. Me gusta que todo tenga muchas funciones porque es una ofrenda. Que tú puedas tener naranjas en tu bar, es un regalo y una ofrenda. En los años 20 no podías ni pensar en un limón.

La vida nos está ofrendando par que nosotros ofrendemos a alguien más. Y la mejor manera de hacerlo es con una energía limpia. Lo tomas y cuando lo entregas, lo haces con la mejor disposición.

ELS: ¿Qué planes o sueños tienes para el futuro?
J: Este año me hicieron jefa de barra. Fue muy fuerte, no lo esperaba. Me hizo muy feliz. Eso, en cuanto a lo inmediato. Uno de mis planes a futuro es viajar: quiero tomarme un gin tonic con el agua tónica de París, conocer la raíz de las cosas, los lugares, aprender de las personas. ¡Otra misión es aprender a hablar inglés! Y otra es hacer ejercicio porque ya siento el cansancio del trabajo. ¡Y quiero ir a muchos concursos! Para ver a mis amigos, tener nuevas experiencias. O tanto por competir, sino más por compartir.
ELS: ¡Muchas gracias, Jaco, por compartirnos tu visión y tu energía!
J: ¡Gracias a ustedes! Un placer.